lunes, 24 de enero de 2011

JUAN PABLO II, SERÁ BEATIFICADO.


La beatificación de Juan Pablo II será el 1 de mayo, fiesta de la Divina Misericordia.


Benedicto XVI no podía esconder, el domingo, su alegría. Dos días antes, el Papa aprobó el Decreto que reconoce la curación inexplicable de Parkinson de una religiosa francesa como un milagro atribuido a la intercesión de Karol Wojtyla ante Dios.
Su elevación a los altares tendrá lugar el Domingo II de Pascua, fiesta de la Divina Misericordia, que este año coincide con el 1 de mayo

«Estamos felices!», reconoció el sucesor de Juan Pablo II ante los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, aclarando que la fecha escogida para la celebración «es muy significativa: de hecho, será el segundo domingo de Pascua, que él mismo dedicó a la Divina Misericordia, y en cuya vigilia concluyó su vida terrena», hace seis años. Con estas palabras, el Pontífice dio inicio a «una profunda preparación espiritual para este acontecimiento» en toda la Iglesia.


Acontecimiento histórico
Se trata, de hecho, de una de las decisiones más importantes de este pontificado. La beatificación es el reconocimiento formal por parte de la Iglesia de que una persona fallecida está en el Paraíso y que, por tanto, tiene la capacidad para interceder por las personas ante Dios.

Por la beatificación, la persona puede ser venerada en público en una región determinada, generalmente la región que pidió su beatificación, que en este caso ha sido la diócesis de Roma.

El próximo y último camino de este proceso es la canonización, por la que una persona es proclamada santa y su modelo de vida propuesto a la Iglesia universal.

Como explica Giovanni Maria Vian, quien además de director de L'Osservatore Romano es historiador, se trata de un hecho sin precedentes, pues desde que tienen lugar los procesos canónicos de beatificación, en los últimos diez siglos, nunca un Papa había elevado a la gloria de los altares a su predecesor. El único caso análogo, dada la rapidez con la que se ha celebrado el proceso, ha sido el de la Madre Teresa de Calcuta.


La fecha escogida para la beatificación ha sido propuesta por el fiel secretario de Karol Wojtyla, el cardenal Stanislaw Dziwisz, hoy arzobispo de Cracovia, quien recibió la noticia desde la ciudad polaca. «Sí, es verdad, se lo pedí al Santo Padre y le estoy profundamente agradecido por su decisión. Hay un motivo espiritual, pues toda la vida terrena del Siervo de Dios Karol Wojtyla estuvo encomendada a la Divina Misericordia», afirmaba el mismo día del anuncio. «Ahora todos estamos autorizados a dirigirnos a él para que interceda ante Dios. Yo lo hago diariamente desde el día de su muerte, y a partir de ahora lo haré con mayor intensidad».

Rigor absoluto

Benedicto XVI insiste en que no ha habido excepciones en cuanto al rigor propio que exige una causa de beatificación, que compromete en primera persona la autoridad del Papa. El encargado de dar seguimiento a este dossier ha sido el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, quien aclara que sólo se han tomado dos medidas particulares en este proceso y ninguna de las dos afecta al rigor.


En primer lugar, como en el caso de la Madre Teresa de Calcuta, el Papa decidió derogar la normativa vigente, según la cual, era necesario esperar cinco años después de la muerte del Siervo de Dios para comenzar el proceso de beatificación.

En segundo lugar, la Congregación vaticana simplemente decidió dar preferencia a esta Causa, evitando que sus dossieres quedaran en lista de espera por el elevado número de Causas en curso. Esta segunda decisión, aclara el purpurado, se tomó al constatar que «se trataba de una Causa compartida, que recibía positivas y continuas solicitaciones por parte de todo el mundo: desde los episcopados hasta los fieles. Sin contar las frecuentísimas señalaciones de gracias atribuidas a Juan Pablo II que han seguido llegándonos». Ahora bien -deja claro el cardenal Amato-, «quiero confirmar que, más allá de las facilidades relativas a los tiempos del proceso, por lo que se refiere al proceso no se han hecho facilitaciones. ¡Al contrario!»


Esto explica precisamente el motivo por el que la beatificación tiene lugar este año y no hace ya varios meses, como algunos medios habían anunciado. Y es que la Congregación no se ha dejado llevar por el estrés y ha tomado todo el tiempo necesario para analizar científicamente el milagro y poder demostrar que la religiosa ha quedado curada de manera duradera, sin recaídas (una de las condiciones que exige el proceso).

Respondiendo a las preguntas frecuentes de los periodistas, el cardenal Amato revela que la Congregación, en el proceso, ha analizado con detalle la relación del fallecido Papa con el padre Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, y ha podido comprobar que «Juan Pablo II no estuvo en ningún modo implicado en las vicisitudes que afectaban al lado oscuro de la personalidad en cuestión».
Otros periodistas habían tratado de empañar la figura de Juan Pablo II por su amistad con Wanda Poltawska, famosa psiquiatra de Cracovia, a la que dirigió espiritualmente a lo largo de su vida. El cardenal Amato, sobre este caso concreto, ha explicado al semanario Famiglia Cristiana que «conocíamos esas cartas antes de que fueran publicadas y han sido analizadas atentamente: no hay sombra alguna sobre el sacerdocio de Wojtyla».

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