domingo, 13 de marzo de 2011

UNA CURIOSA DEVOCIÓN AL CRISTO DE LA HUMILDAD.


Cuando se es niño uno no se pregunta más allá de lo que es capaz de ver y observar a su alrededor. Y en todas las situaciones y momentos de esa etapa inicial de la vida.
Es al ir creciendo cuando se empieza a tener curiosidad por ciertos temas y por algunas cosas, que por regla general te suelen gustar.

Así ocurre también con la Semana Santa de Valladolid, siempre intentamos averiguar o descubrir eso que nos fascina y que nos llama la atención.
También ocurrió con nuestra Cofradía de la Piedad, fuimos indagando acá y allá hasta que nos dimos cuenta de lo fascinante que resultaba ir curioseando y descubriendo poco a poco su ajetreada y convulsa historia.

Uno de estas inquietudes se nos planteó a un grupo de hermanos cofrades al conocer y descubrir la talla del Cristo de la Humildad, extraordinaria escultura en madera policromada.
En su momento no sabíamos quién lo talló, a quién podía pertenecer, si salió en procesión alguna vez, si fue objeto de devoción y veneración por parte del pueblo vallisoletano,…

Curiosamente todas esas preguntas fueron encontrando respuestas.
Lo realizó José de Rozas, para nuestra cofradía de la Piedad en 1691, saliendo en procesión desde 1692 hasta 1924, y teniendo una gran devoción entre las gentes de Valladolid.

Era conocido al menos por 5 nombres distintos:
“Ecce-Homo”, primera denominación que usa la cofradía.
“Cristo del Gallo”, porque junto a él había uno, como símbolo de la debilidad de San Pedro Apóstol.
“Cristo de la Caña”, porque a Jesús los soldados romanos le colocan una caña para burlarse, mofarse y reírse de su condición de rey.
“Cristo de los Artilleros”, porque 20 soldados y un sargento acudían a San Antón, desde el contiguo cuartel de San Ambrosio, para escoltarle en la procesión del Viernes Santo. Curiosamente la cofradía que nace con esta denominación, mediado casi el siglo XX, nunca le acompañó pues fue sustituido por el Ecce-Homo de la Vera Cruz.
Y “Cristo de la Humildad”, nombre por el que fue siempre conocido y que fue el que usó la Piedad de manera oficial para referirse a él.

Pues bien, curiosamente una de esas preguntas que nos formulábamos sigue teniendo respuesta positiva. Hoy, en pleno Siglo XXI, después de 320 años desde su realización por José de Rozas, después de casi 100 años sin salir en procesión alguna de nuestra Semana Santa, sin rendirle la pleitesía que se merece… y sin un montón de cosas más; curiosamente decimos, sigue despertando la admiración y devoción de algunos vallisoletanos.

De hace un tiempo a esta parte algunos cofrades acudimos a realizar un acto de oración ante su improvisada “capilla” en el Santuario Nacional de la Gran Promesa. No es más que dedicarle unos minutos y orar ante su presencia.
Y estando allí nos hemos llevado una gran satisfacción y es el haber comprobado como algunas personas, de manera anónima, acuden de igual forma a orar ante su imagen, pero con una particularidad, hacen una pequeña reverencia y con la palma de la mano tocan el pie del Cristo.
Hecho cuando menos llamativo, desconocemos de donde procede esta iniciativa y esta curiosa devoción, pero si alguno acude alguna vez por allí a realizar una visita a una imagen histórica de nuestra Semana Santa, quizás se encuentre con que en ese momento alguien se acerque al Cristo de la Humildad, le haga una pequeña reverencia, toque sutilmente su pie y haga un pequeño acto de oración.

Otra cosa bien diferente es si se puede tocar con la mano ésta u otra obra de arte, pero eso queda para otra ocasión.

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