martes, 29 de noviembre de 2011

ADVIENTO ... "Un reposar caminando".






Camino del Adviento 2011… Un “Reposar Caminando”

Llega uno de los tiempos que más disfruto en el año… el Tiempo de Adviento.
Desde siempre he sentido este tiempo como un momento de parar, de reflexionar, de esperanza… un tiempo muy personal para “reposar caminando”.
Para mí es semejante a cuando haces el Camino de Santiago, no dejas de andar pero, al mismo tiempo, no dejas de reflexionar. Estás desconectado de tantas y tantas cosas, preocupaciones, el trabajo, el día a día… y es en ese momento cuando el camino, que no deja de ser un esfuerzo, un avanzar, una esperanza en una meta; se convierte en descanso, en desconexión y reflexión… en definitiva, en un Reposar Caminando.


Como todo camino, como toda carrera, hay que prepararlo bien. Hay que saber llenar la mochila, pero sólo con lo necesario, para que algo que tiene que servirnos de ayuda no se convierta en una pesada carga en el camino. Hay que entrenar un poco antes del comienzo, pues no es bueno lanzarse a una larga caminata sin haber calentado y preparado previamente los músculos. Hay que informarse del camino a seguir, de las rutas, de los monumentos por los que vamos a ir pasando, pueblos, paisajes… Incluso es bueno, mejor dicho, buenísimo, hablar con otras personas que ya han hecho este camino.
Así es para mí este tiempo de Adviento: un prepararse, un saber llenar o, en muchos casos, vaciar la mochila de lo poco o mucho con que la hayamos cargado a lo largo del año; un calentar cuerpo y mente para el recorrido que vamos a hacer, a fin de que éste sea un “reposar caminando”.


Un tiempo que vamos a vivir y que debemos considerarlo como un tiempo oportuno y muy privilegiado para oír el anuncio de liberación para nosotros y para todos los pueblos. Es una invitación a dirigir nuestro ánimo hacia una esperanza bien fundada, que se aproxima, que se hace muy cercana, aunque todavía está por llegar.
A través de los grandes profetas, de los grandes precursores y, ante todo, de Jesús hombre para los demás, haremos el camino para poder acelerar la llegada de una humanidad nueva, distinta, recreada con la paz, la justicia, la reconciliación y solidaridad.


Tenemos que entender que el Dios del Adviento es el que nos empuja siempre hacia algo que se acerca. El Dios cristiano es una presencia que se convierte en promesa y en esperanza para tantas personas de nuestro mundo. Vivamos por tanto esta espera con ánimo e ilusión y con el deseo activo de que nuestro mundo puede ser cada día más humano y fraterno.
Preparemos este tiempo, y ya que en estos días quien más y quien menos recibirá un regalo, ¿por qué no hacérselo también a Cristo que nace? Hagámosle un regalo, sólo un pequeño gesto al día servirá. Pero hagámoslo de verdad, en el perdonar, en el compartir, en el ayudar...

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