lunes, 28 de noviembre de 2011

UNA CIUDADANA DE VALLADOLID EN LA PRIMITIVA PUERTA DE ALCALÁ



Por su interés y curiosidad reproducimos el siguiente artículo, obra del Padre mercedario Fray Mario Alonso, y editado en la revista “La Merced-Caminos de Liberación”, dirigida por él desde Valladolid.
El artículo reproduce y comenta la historia de una primitiva Puerta de Alcalá en la que estaba, entre otras, la imagen de María Ana Navarro Romero (1565-1624), una de esas extrañas mujeres, que vivió en la ciudad de Valladolid, los años que fue Corte de las Españas, y que hoy es venerada como la Beata Mariana de Jesús.

Continuamos de esta forma con la relación retomada con la orden de la Merced. Orden en la que nuestra hermandad de la Piedad nació y en la que estuvo cobijada durante 162 años.


¡MÍRALA, MÍRALA, LA PUERTA DE ALCALÁ!
La popular puerta, emblema de Madrid, fue anteriormente un arco conmemorativo mercedario.

P. Mario ALONSO
www.mercedarios.net/caminosdeliberacion

El pasado mes de agosto el Papa Benedicto XVI atravesaba oficialmente la emblemática Puerta madrileña de Alcalá para iniciar de ese modo la JMJ 2011. Simbólicamente accedía así a encontrarse con cientos de miles de jóvenes llegados del mundo entero. Las imágenes televisivas nos acercaron a la monumentalidad de dicha Puerta, uno de los símbolos que mejor representan al Madrid castizo y popular, al Madrid de siempre. En ese momento fue casi inevitable, para los de una determinada generación, el tatarear la letra de una canción que forma parte ya del bagaje de nuestra memoria musical. Como ya habrán adivinado mis lectores me estoy refiriendo a la canción que compuso en grupo Suburbano y que grabaron Víctor Manuel y Ana Belén. Todo un éxito en plena movida madrileña de los años ochenta. En la mente de muchos estaba: “Mírala, mírala, la Puerta de Alcalá”, y los más atrevidos y memorizados se atrevían a canturrear algo más: “Una mañana fría llegó/ Carlos III con aire insigne/ y se quitó el sombrero muy lentamente/ bajó de su caballo/ con voz profunda le dijo a su lacayo: / ahí está, la Puerta de Alcalá. / Ahí está, ahí está/ viendo pasar el tiempo/ la Puerta de Alcalá”. Hasta aquí todo correcto. Lo que, sin duda, ya no es tan conocido por muchos es la propia historia de este monumento, y los avatares y trasformaciones que ha sufrido a lo largo del tiempo. Supongo que, más desconocido aún es el hecho de que la anterior Puerta de Alcalá fue un arco conmemorativo de la Orden de la Merced, un verdadero retablo mercedario.
La Puerta de Alcalá es una de las antiguas cinco puertas reales que daban acceso a los viajeros que llegaban a Madrid. Ubicada junto a lugares tan significativos como la Fuente de Cibeles o el Parque del Retiro. Su entorno ha sufrido cambios urbanísticos muy considerables. Pasó de ser contorno exterior de Madrid a estar insertada, tras el ensanche del siglo XIX, en el corazón de la misma ciudad. Construida por mandato del rey Carlos III y diseñada por el arquitecto italiano Francesco Sabatini. De estilo neoclásico, la originalidad de su fábrica radica en ser el primer arco de triunfo construido en Europa tras la caída del Imperio romano. La actual Puerta vino a sustituir a otra anterior, auténtico arco conmemorativo mercedario. Precedentes de esta Puerta de la Merced hallamos otras dos. La primitiva, obra de Patricio Cajés, erigida de forma tripartida en 1599 con motivo de la entrada de la reina Margarita de Austria en Madrid, e izada con la idea de monumentalizar el punto de partida de la comitiva real. Y la segunda de 1615. En este caso la entrada de Isabel de Borbón en Madrid generó nuevos planes, de intervención y ornato, trasformando y mejorando la que era ya renombrada Puerta. Finalmente, en 1636, el deseo continuado de mejora y dignificación de la principal entrada a la Villa desembocó en la sustitución de la anterior puerta de Alcalá, ya bastante deteriorada, por una nueva. De ese modo, una estructura de ladrillo de un solo arco vino a reemplazar al tripartito antes existente. Un único hueco que quizás asegurase mayores garantías de vigilancias e inspección. Aparate de los cambios en la estructura, lo más novedoso fue la decoración de la nueva Puerta. Se dejaron de lado los anteriores contenidos simbólicos, basados en alegóricos discursos, y se tomaron otros elementos de carácter más religioso y devocional. En ellos tiene primacía absoluta la Merced. En un grabado anónimo del siglo XVII, realizado siendo corregidor Don Francisco Ronquillo Briceño, observamos esta nueva Puerta de Alcalá, un auténtico retablo dedicado a enaltecer a la Orden de la Merced. Justo encima del arco un escudo mercedario; en la parte superior de la Puerta preside una imagen de la Virgen de la Merced, flaqueada a su derecha por una imagen de San Pedro Nolasco, representado portando la bandera y la cruz patriarcal de fundador de la Orden, en una cartela de la parte inferior se lee: “Por esta puerta entró San Pedro Nolasco con una redención el año de 1247”; y a la izquierda flanqueada por una imagen de la Venerable Mariana de Jesús, Mercedaria Descalza madrileña. Otra cartela, pareja a la de Nolasco, afirma: “Por decreto de Madrid se puso en esta puerta la Venerable Madre Mariana de Jesús. Año de 1636”. A diferencia de la inscripción de Nolasco, a todas luces una inexactitud histórica, ésta de Mariana, con claro rigor histórico, muestra la enorme devoción que despertaba la Mercedaria Descalza entre sus paisanos madrileños, que llegaron a poner su imagen en la Puerta, incluso antes de ser beatificada. Hoy es venerada como copatrona de Madrid junto a San Isidro Labrador.
Este arco conmemorativo mercedario nos viene a indicar la influencia que tenía la Merced en la sociedad madrileña del momento, y en la Corte española de aquellos años; una Orden religiosa notable que acababa de canonizar a su fundador y que pretendía elevar a los altares a uno de sus más preciados miembros, a Mariana de Jesús.

No hay comentarios: