martes, 9 de abril de 2013

Reflexiones desde el capuchón...


Felices Pascuas.
Lo primero y primordial es tener clara una cosa: que Cristo sigue estando presente, 2000 años después, entre nosotros. Que aquellos días que conmocionaron a Jerusalén, allá por el año 30, nos siguen haciendo que pensar hoy en día...y  seguimos celebrándolos y recordándolos año tras año, cuando llega la Semana Santa.

Y desde luego que no podemos entender la Resurrección de Cristo si antes no hemos vivido con Él, su amor, su servicio, su pasión y su muerte. Y sobre todo su Resurrección, que es lo esencial y lo verdaderamente importante.
Y es lo que nos tiene que hacer vivir la vida de otra manera, es decir, a su manera, a la manera de Jesús.
Sin ningún tipo de duda, los cristianos debemos distinguirnos por esto, por saber llevar su mensaje allá donde estemos. 
Y nuestro ejemplo es esencial.

Y ya pasó la Semana Santa 2013.
Quizás sea la peor de los últimos años, si nos referimos al tiempo, esto está más que claro. Aunque es evidente, también, que esta sensación de desastre se ha agrandado tras dos años anteriores, también nefastos. Nos estamos refiriendo, claro está, al tema de las suspensiones procesionales. Más o menos la mitad no salieron, y de las que salieron, muchas vieron acortado su recorrido.

Y luego está el tema tan debatido en todo Valladolid,  el de la procesión del Viernes Santo. No seremos, desde aquí, los que digamos lo que hay qué hacer y qué decisiones tomar. Aunque si llueve poca cosa se puede hacer.
Está claro que hay pocas opciones y  que las que había, o las que hay, todas las cofradías las han realizado: actos de oración, iglesias abiertas, poder ver tallas y pasos,… aunque faltan los del Museo, pero…

Y siempre queda la opción del Sábado Santo, ¿sería viable?, ¿todas las partes implicadas lo verían bien?, Precedentes históricos hay, pero…

Por otro lado está a nivel particular, nuestra cofradía.
Si analizamos lo ocurrido esta Semana Santa en las procesiones de nuestra hermandad, tenemos dos formas de afrontarlo.
Por un lado si vemos el lado positivo, hemos de decir que se han podido celebrar, es decir, que han podido salir a la calle y eso es todo un éxito tras lo visto: la del Miércoles Santo en su totalidad, y la del Jueves Santo, a medias, pues se tuvo que acortar el recorrido, ante el riesgo de lluvia.

Otra cosa muy distinta es cómo se han desarrollado.
Al parecer y así consta, el Miércoles Santo había riesgo de lluvia, y no es comprensible que sea el año que más se tarde en realizar la procesión. Se empieza tarde y se acaba tarde, no es que estemos pendientes del tiempo, pero si se ve que ha estado lloviendo todo el día y parece que puede llover en cualquier momento habrá que tomar precauciones y quizás aligerar un poco el ritmo de la misma, con esto no estamos diciendo que haya que correr.
Y otro apunte, a lo largo de este recorrido, no hay, si exceptuamos la Iglesia de San Pedro Apóstol, un lugar dónde resguardarse si la lluvia hace acto de presencia.

Se comenzó a salir casi media hora después del horario fijado. Creo que si aparece reflejado en el programa oficial que la procesión comienza a las doce, debe comenzar a las doce. Si hay que realizar algún acto previo, como el canto del Miserere, éste debe empezar antes.
En todo caso, el recorrido de esta procesión, que si que tuvo su sentido hace 50 años, ahora deja de tenerlo. 

Y respecto a la del Jueves Santo, aquí si que se acortó el recorrido ante el riesgo inminente de lluvia, de hecho hubo una ligera llovizna durante diversos momentos. 
Lo que no es de recibo es la absoluta desorganización que reinó al decidir que se volvía a San Martín, tras el acto del Clínico.

Si llueve y se suspende el recorrido por este motivo, habrá que aligerar el paso y poner a buen recaudo a imágenes y cofrades. No tardar una eternidad, en torno a 20 minutos desde la esquina de San Martín al templo. Deshaciéndose del todo la planta procesional…

Por cierto a los cofrades se nos deja a un lado siempre, se nos arrincona y muchos, por no decir todos, ni oyen ni escuchan lo s actos programados.
Otra procesión que tuvo su sentido hace muchísimos años, pero que ahora ha dejado de tenerlo. No sólo en recorrido, sino en algunos de sus aspectos.

Llegará la Semana Santa 2014.
Ojalá que no llueva, que el tiempo nos de un respiro, que la primera luna llena de la primavera sea benigna con cofrades y cofradías. Que el líquido elemento no haga acto de presencia.
Y que Valladolid vuelva a contemplar su Semana Santa en todo su esplendor.
Y a quien corresponda, que se tomen las decisiones acertadas y adecuadas por el bien de nuestra Semana Grande y Mayor.



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